Carlos Curruhuinca cuestionó las decisiones “inconsultas” que tomaron las autoridades políticas de la comunidad, encabezadas por Ariel Epulef. Habló de la “desprolijidad administrativa” en el alquiler de los rentals, la falta de consulta para la participación en la mesa intercultural y la devolución del bastón de mando, que se pretendía hacer el 12 de octubre en la plaza.

16 Oct 2014
    

“Expreso mi dolor e indignación, pues el hecho de haber sido elegido autoridad política, no le da facultades de dueño de decisiones que deben ser emanadas de la Asamblea”, comenzó diciendo el lonco filosófico de la comunidad Curruhunca, Carlos Curruhuinca.

En este sentido, el hombre, dijo que “sobre todo cuando de lo que se habla es del resguardo y administración del patrimonio heredado por nuestros ancestros”.

El enojo de Curruhuinca, se originó en la decisión que la conducción política de la comunidad había tomado y las negociaciones con el poder político local y nacional, para la devolución del “bastón de mando” y otros elementos, que habían sido “indebidamente retenidos”.

Para el lonco filosófico, este hecho de tal magnitud y trascendencia debería haber sido analizado en una asamblea de la comunidad. Es por eso, que decidió no participar de los actos del pasado domingo 12.

Pero don Carlos Curruhuinca no se quedó allí y habló de varios temas de actualidad.

Por un lado, cuestionó también la “desprolijidad administrativa” que tuvo la conducción política y Ariel Epulef, en el alquiler de los rentals. “De la misma manera con la que hoy involucra a toda la comunidad, debería haber consultado a nuestro lof, para que así sea una decisión comunitaria”, dijo y agregó que “desconocemos las bases del convenio”.

Además, pidió el lonco filosófico a las autoridades políticas de la comunidad que den participación a los integrantes de la misma en las decisiones de los temas que se tratan en la mesa intercultural.

Finalizando, dijo que ante todo esto, la intención de izar nuestro “Wenufoye” (bandera Mapuche) en la plaza parece más “un cambalache político, que una cuestión que debería darse por legítimo derecho”.