Lo que presenciamos esta semana, en las oficinas del Poder Judicial de San Martín de los Andes, no fue un acto de justicia. Una vez más la indignación, la desilusión y la impotencia fueron el resultado de tantos meses de resistencia.

25 Jul 2014
    

De un tiempo a esta parte hemos sido testigos de las desacertadas decisiones de jueces y juezas ante hechos aberrantes, como lo es el abuso sexual: el abusador Martinelli condenado a sólo 3 años por abusar de su nieta; Juan Ramón Guiñez – el gurü del charango- absuelto ante 3 acusaciones de violación, hoy camina tranquilamente por las calles de Neuquén; un policía abusador de las hijas de su pareja quien obtuvo una pena mínima, y ahora la carátula de robo y abuso simple para Matías Ancatel.

Basta de impunidad para los abusadores. No hay nada simple cuando se trata de abuso sexual. Queremos una justicia comprometida con las y los sobrevivientes, que deje de apoyarse en los tecnicismos “objetivos” y fije penas acordes a los daños que estos delitos provocan.

Frente a la vulnerabilidad de las víctimas, no existen situaciones menos graves cuando se somete y ataca sexualmente a una persona.

En este sentido, repudiamos la decisión de las juezas  Liliana Beatriz Deiub y Florencia Martini que calificaron de abuso simple este ataque y nos preguntamos: ¿qué miran estas juezas?  ¿dónde está lo simple de esto? No es simple todo lo vivido por esta familia, no es simple el camino que queda por recorrer, como tampoco es simple el proceso de sanación ante un hecho de tal magnitud.

No queremos esta “justicia” cómplice de los abusadores, queremos una justicia que construya seguridad social, una justicia en la que podamos confiar como comunidad, una justicia que sirva para  caminar hacia  una sociedad  donde los derechos no sean vulnerados.