Fue desde un helicóptero con la intención de repoblar el bosque de araucarias a través de un método que permite llegar a sectores inaccesibles.

04 May 2016
    

La actividad se realizó el 28 de abril entre Moquehue y Ñorquinco.

 

“Se habían detectado cinco sectores factibles de realizar la operación y luego de una recorrida de campo, de una inspección se determinaron que dos de esos sectores eran más convenientes para realizar la siembra aerea” comenzó contando Director de gestión del bosque nativo, dependiente del ministerios de Desarrollo Territorial, el Técnico forestal Mauricio Mazzuchelli.

En esta oportunidad el trabajo se basó en intentar restaurar bosques degradados que fueron afectados por incendios. Esta metodología trata de simular lo que sucede naturalmente en el bosque.

Según se supo, el antecedente inmediato hay sobre siembra aérea es una experiencia realizada por, en ese entonces, el Instituto Forestal Nacional  (IFONA) en 1967.

“Cuando uno trata de restaurar un ecosistema que fue afectado por incendios tiene varias etapas, los que primeros colonizan el sitio son las herbáceas o las arbustivas y una vez que se generan las condiciones, los árboles son los últimos en ocupar el sitio. En este caso lo que se buscaron fueron sectores que ya tuvieran condiciones previas para garantizar el éxito de la siembra. De acá a dos o tres años vamos a saber si realmente fue exitoso o no el ensayo” explicó Mazzuchelli.

La tarea se realizó mediante el vuelo de helicópteros del Plan Nacional de Manejo del Fuego. Dentro del Sistema Nacional de Manejo del Fuego se contratan en forma anual horas de vuelo de los mismos y esas horas quedan sujetas al acontecimiento de eventos de fuego. En este caso se aprovechó un excedente de horas disponibles.  Respecto a esto el técnico reflexionó “si hubiéramos tenido que salir a alquilar un helicóptero hubiera sido bastante complicado, en este caso puntual se utilizaron horas excedentes con el aval del Sistema Nacional de Manejo del Fuego para utilizarlas en restauración ambiental”.

La regulación de la siembra se realizó el día anterior en San Martín de los Andes para organizar bolsas independientes con las cantidades de piñones necesarias para sembrar “una línea, de cierta cantidad de metros”. En un total de 400 kilogramos de semillas.

Los piñones se arrojaron desde 60 metros de altura a una velocidad media de vuelo de 104 kilómetros por hora “esa fue la regulación final que permitió alcanzar los dos kilogramos por hectárea que teníamos como premisa de densidad” aclaró el técnico.

Los piñones provinieron de distintos decomisos realizados en sendos controles de rutas en temporada de cosecha, donde se pudo verificar la procedencia de los mismos. “Se trató que todo lo que se sembrara en la zona proviniera de ese lugar” explicó el responsable.

Con respecto a la posibilidad que la fauna del sector pudiera ingerir las semillas haciendo fracasar la experiencia el director explicó “estamos interviniendo sectores donde por la severidad de incendios anteriores la araucaria directamente no estaba presente, entonces es de suponer que la fauna que se encuentra en la zona a restaurar no es fauna que vaya  a comer los piñones y por otro lado la experiencia y los antecedentes de relevamiento que hay hechos sobre la experiencia de 1967, marcan que hay un consumo de la fauna que es propio del lugar, la densidad a la que hace la siembra permite que la distribución sea muy homogénea en el sitio, entonces algunas de las plantas sobreviven. No pretendemos que sobreviva el 100%... en un bosque maduro de araucarias podés tener plantas cada 30 metros, te da entre 100 y 150 plantas por hectárea y nosotros estamos sembrando a razón de 600, así que tenemos un margen de garantía de prendimiento”.

Sobre otros sectores para realizar futuras siembras comentó “tenemos pedidos para evaluar cuál es el mejor método, entre ellos en la zona de Caviahue tuvimos una solicitud para hacer una inspección, es un territorio del estado que está concesionado, por lo tanto existe la posibilidad cierta que en poco tiempo hagamos otra experiencia”.

 

Foto gentileza Dirección gestión de Bosque Nativo